3.03.2010

LiTtLe EArThQuAkEs

Así se llama una de las mejores y más inolvidables canciones de la Pelirroja de fuego Tori Amos y que la verdad es bastante adecuada, aunque la diferencia es que este terremoto no fue nada de pequeño.

Ya han pasdo varios días y se ha visto de todo, desde cornisas y casas en el suelo hasta una manga de descriteriados inescrupulosos que no pierden ocasión para aprovecharse de los que mas necesitan.

Asumo que en el momento en que comenzó a remecerse yo figuraba en un ascensor con mi mejor amigo y otro muy buen amigo aprontándonos para ir a carretear al bar de nuestro querido Chico y al subirnos a los respectivos autitos no nos dimos cuenta de cuanto se movía. Cuando ibamos saliendo en retroceso desde el estacionamiento ya no hubo duda de que lo que se movía no era sólo el vehículo sino que era la tierra.
Veíamos como se movía y estabamos paralizados, Gnomo trataba de calmarme cuando más tranqui estaba yo que él. El suelo, las plantas, los cables de la luz. El Opa estacionado afuera esperando que salieramos y pasara pronto. Todos tratando de comunicarse de manera urgente menos yo, porque me imaginaba que sería imposible.

Pensaba en mi familia, que menos mal estaban todos en casa, pensaba en mi ahijado, mi abuelo, mis tíos, en él que no estaba acá, etc etc.
Obvio que desistimos de nuestra idea de seguir carreteando y esperamos el momento indicado para comenzar el retorno a casa, o bien para emigrar de ella ante tamaño susto.
Cuando bajamos después de que todo se viera tranquilo la calle estaba llena de escombros, no había luz, pacos por varios lugares, la gente que salía de los pubs en Errazuriz caminaba por las calles muy desorientada. Má allá cornisas en el suelo, murallas de adobe, vidrios rotos. NOs demoramos un montón en sintonizar una radio nacional y no Argentina aunque así supimos que se había sentido allá también.
La velocidad a la que manejaba el Opa era inversamente proporcional al impacto, no se podía avanzar rápido por la oscuridad y la cantidad de gente dando vueltas.

Cuando llegué a mi casa vi un panorama nada alentador pues todos los vecinos estaban en el jardín con frazadas, linternas y algunas cosas personales. Mi mamá, mi papá y mi hermana estaban sentados en el suelo con cara de donde estará esta niñita, pero apenas vieron el auto se sintieron batsante aliviados, además me convertí en la informante de todo el condominio pues no habían podido recepcionar radio, ni informarse de que había sido, donde, ni que intensidad todas cosas que les informé yo en mi arribo a la casita.

Tratar de comunicarse con la familia y los amigos era imposible en el 99% de los casos y tuvimos la suerte de que pudimos comunicarnos con mi abuelo por teléfono y estaba bien, no le había pasado nada. Después agarramso el auto y nos fuimos a ver a los que no teniamos idea como estaban. Mis tíos y primos estaban todos bien y regresamos a la casa ahí la realidad se hizo más inevitable que nunca, seguían las réplicas, nohabía luz ni gas, al menos el agua nunca se cortó y tampoco había teléfono ni internet ( inet y el cable volvieron recién hoy).
El día siguiente lo pasamos en Cº Alegre con mis tios hasta que comenzó a oscurecer y volvimos a casa, donde ya había gas, pero aún no había luz.
No le temo a los temblores, ni a la oscuridad, pero la carga de desesperanza que llevan consigo hacía que todo el mundo se sintiera más desolado que el panorama propio de una catástrofe.

He tratado de movilizar a los conocidos para que aporten con su granito de arena, que den lo que puedan, que nosotros estamos bien gracias a Dios y que no solamente tenemos bienes materiales sino que estamos sanos, y auqnue tengamos el espíritu medio aportillado como todo chile siempre podremos hacer más estando unidos que cada uno por su cuenta.

Es hora de cooperar, de sacar lo solidario que llevamos dentro, de saber que así como hoy ayudamos nosotros algún día nos podrían estar ayudando a nosotros.

En fin, hay que ponerse de pie de nuevo, buscar la forma de salir adelante entre todos, con el espíritu luchador que nos caracteriza y poniendo el hombro como siempre hemos sabido hacerlo.

Un fuerte abrazo a todos y que esta vez si que la fuerza tiene que acompañarnos.

Sayonara mis Tomodachitachi.


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